martes, 8 de julio de 2014

Drones, ¿una nueva frontera legal y tecnoética?


El uso de nuevas tecnologías suele generar polémica. Máxime cuando la legislación siempre va por detrás de la tecnología. Una de las últimas controversias ha surgido ante el uso cada vez más generalizado de pequeños drones civiles, en fase de regulación legal en España, en esta ocasión tras un popular vídeo en el que un dron grababa un espectáculo pirotécnico para celebrar la fiesta estadounidense del 4 de julio. ¿Ponía en riesgo la seguridad el dron? ¿Somos libres para usar un dron cómo nos plazca?

Los debates éticos y legales emergen tras la aparición de cada nuevo elemento o aplicación tecnológica. Originarios del mundo militar, los drones son vehículos aéreos no tripulados, controlados a distancia o mediante sistemas de inteligencia artificial. Los drones han ido miniaturizándose hasta convertirse en la actualidad en dispositivos tecnológicos asequibles para el gran público. En España, recientemente el marco legal ha establecido que los drones con peso inferior a los 25 kilos al despegue no tendrán que estar inscritos en el Registro de Matrícula de Aeronaves, ni poseer certificados de aeronavegabilidad.

Expertos como Gregory S. McNeal han puesto en entredicho la legalidad del uso de drones cuando se delimiten zonas de seguridad en eventos como el de los fuegos artificiales del pasado 4 de julio, cuando un dron filmó el espectáculo en un vídeo que rápidamente se ha convertido en viral. La cuestión no es sencilla, pues excepto en ubicaciones y situaciones donde la legislación marca claramente zonas de exclusión y control del tráfico aéreo, lo que parece no ser el caso de todos los espectáculos pirotécnicos, ¿puede sobrevolar mi dron por dónde quiera? Es más, no simplemente volar, ¿puede un dron ir grabando por ahí todo lo que esté al alcance de su más o menos potente cámara?

Y es que llegará, inevitablemente, el momento en el que se generalicen ya no únicamente los drones sino las motocicletas y transportes voladores, y ¿qué pasará entonces con la seguridad en las ventanas y balcones? ¿Se llenarán de rejas? ¿Podremos sobrevolar con esos transportes nuestro barrio? Hay drones que ya lo hacen, captando imágenes a su paso.

Desde los albores de la humanidad, cuando un hacha podía ser muy útil como herramienta pero también se podía utilizar para cazar o asesinar, el problema no es la tecnología sino su uso. Sin duda, nos enfrentamos a la ruptura de la frontera aérea y a la emergencia de los dispositivos aeronáuticos. Es necesaria una nueva frontera legal que venza a la gravedad y, por supuesto, la reflexión tecnoética.

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